Quercus ilex (encina) es un árbol de la familia de las fagáceas. Otros nombres vulgares con los que se conoce a la encina son carrasca, chaparra o chaparro. Es un árbol de hojas perenne nativo de la región mediterránea .
De talla media, que puede llegar a alcanzar de 16 a 25 metros de altura. En estado salvaje, es de copa ovalada al principio y después va ensanchándose hasta quedar finalmente con forma redondeado-aplastada. De joven suele formar matas arbustiva que se podrían confundir con la coscoja ((arbusto de hoja perenne y verde todo el año de no más de 2 m. de altura) y, en ocasiones, se queda en ese estado de arbusto por las condiciones climáticas del lugar.
Las hojas son perennes y permanecen en el árbol entre dos y cuatro años, con una media de 2,7 años. Coriáceas y de color verde oscuro por el haz, y más claro y tomentosas por el envés, están provistas de fuertes espinas en su contorno cuando la planta es joven y en las ramas más bajas cuando es adulta, careciendo de ellas las hojas de las ramas altas.
Las encinas se cultivan principalmente por sus frutos, las conocidas bellotas. Son unos glandes de color marrón oscuro cuando maduran (antes, lógicamente verdes), brillantes y con una cúpula característica formada por brácteas muy apretadas y densas, que los recubren aproximadamente en un tercio de su tamaño.
Se reproducen muy bien las encinas por semilla (sembrando las bellotas), aunque también se multiplican por brotes de raíz y de cepa.
En España resulta ser la especie forestal que más territorio ocupa: unos 3 millones de hectáreas de encinares repartidos por toda la península y en las islas Baleares, excepto la franja costera cantábrica donde, sin llegar a ser rara, es mucho menos abundante que en el resto de la península.
Cultivadas las encinas se mantienen generalmente en dehesas, en las que se aprovechan sus bellotas para alimentar al ganado y su leña para hacer un excelente carbón. En estado natural, las encinas forman extensos y muy tupidos bosques junto con las demás especies típicas del bosque mediterraneo: jaras, madroños, brezos, cornicabras, retamas, y un largo etcétera según las zonas.
Su madera es muy dura e imputrescible, aunque difícil de trabajar, por lo que se emplea para fabricar piezas que tengan que soportar gran rozamiento, como en carros, arados, parquets, herramientas, etc., así como en pequeñas obras hidráulicas y en la construcción como pilares o vigas. Además resulta una excelente leña para quemar y para hacer carbón vegetal. Leña y carbón de encina constituían hasta el primer tercio del siglo XX los principales combustibles domésticos en amplias zonas de España.
Las bellotas me gustan, pero el jamón ibérico mucho más.
ResponderEliminarEl jamón ibérico es lo mejor de la entrada, viéndolo dan ganas de comer.
EliminarLas encinas dan bellotas, y gracias a ellas, podemos disfrutar de nuestro magnifico jamón.
ResponderEliminar! Me gustan las encinas¡